¡Un nuevo día, una nueva entrada!
Como os dije ayer, hoy nos toca juzgar a Medea. Pero antes de eso vamos a hacer un repaso a su vida. Para ello tenemos dos fuentes ricas que la "humanizan" y la hacen salir de la dimensión mitológica: Eurípides y Séneca.
Como mi intención es hacer llegar la riqueza de la cultura clásica a cualquier lector, no sólo filólogo, iremos paso a paso y empezaremos con un breve resumen sobre la vida de nuestra protagonista.
Medea, hija de Eetes, rey de la Cólquide, y sobrina de Circe, de ahí sus conocimientos de brujería.Traicionó a su padre, despedazó a su hermano y abandonó su patria por amor a Jasón, con el que estuvo casada y al cabo de diez años fue abandonada para casarse con Glauce, hija de Creonte, rey de Corinto.
Este breve vídeo nos introduce de una manera fácil al universo de Medea.
¿Creéis que si no hubiera matado a sus hijos hubiera cambiado su fama?
Indaguemos más profundamente. No nos limitemos a los hechos comunes. Naveguemos por la infinidad de dimensiones que engloba este personaje y sus circunstancias.
- Mujer contra hombre, amor real contra pragmatismo, aplomo contra cobardía. En este aspecto se denota la facilidad de un hombre con hacer y deshacer a su antojo respecto a su situación de esposo y cómo una mujer está destinada a acatar tales decisiones. Pero en este caso Jasón "tocó hueso" ya que no se casó con una griega, sino con una extranjera, a la cual le sobraban arrestos. Entra en juego la moral y la dignidad: Medea no va a permitir tal ofensa sin más y tomará venganza. ¿Pero cuál es el motor de todo esto? El amor convertido en odio.
- "Del amor al odio hay solo un paso". Así dice el magnífico refranero español. ¿Quién no odiaría a un marido misógino, con una mentalidad atada a la idiosincracia femenina griega, que juzga la pasión femenina como la gran enemiga de la templanza? (Esto también lo podemos observar en la Fedra de Eurípides). Una vez me dijeron que no había nada más peligroso que una mujer despechada. Y sí, es cierto. Cuando una mujer ama y lo da todo por un amor no permite tal ofensa. Pero pensaréis que es una brutalidad lo que cometió. Sí, lo es. ¿Y si con ese acto también liberó a sus hijos de un futuro cruel? ¿Jasón podría haber sido un buen padre si sólo se movía en su beneficio? El cinismo de Jasón llega al extremo de afirmar que la mujer es un peaje innoble que el nombre debe soportar si quiere tener descendencia. Nunca llegaremos a una clara justificación pues en nuestra mentalidad no cabe tal infanticidio, pero en la antigua Grecia sí. Recordad a Agamenón y el sacrificio de su hija Ifigenia para recibir vientos favorables en su expedición a Troya. ¿Hasta dónde puede llegar el ser humano con el alma perturbada? Su reflejo está presente desde que el mundo es mundo.
Ahora conozcamos la Medea de Séneca y empezaremos citando estos versos, preludio de lo que será la esencia de su obra:
(vv.
25-26): «Parta iam, parta ultio est: peperi».
<<la venganza ya ha sido parida: yo la he parido>>.
Con estas palabras se deja evidente el hilo conductor del argumento, ya que el autor cordobés se centrará en el asesinato de sus propios hijos para desatar el infierno interior de la protagonista.
Mientras que Eurípides humaniza al personaje de Medea cuando en sus parlamentos se la ve atrapada en la duda de si mata o no a sus hijos, Séneca intensifica la pasión, la violencia sin piedad y fuera de los márgenes de la razón, pues degüella a sus hijos delante de Jasón. Con esto el autor latino busca acción, impresión y violencia en la escena, introduciendo muertes a la vista del público (cosa evitada por el teatro clásico).
Tras este breve repaso a la inagotable Medea, tenemos que tener muy claro que Eurípides y Séneca son de épocas muy diferente (varios siglos les separan) y, por tanto, la concepción de las cosas.
Desafortunadamente siguen ocurriendo desgracias de este calibre en el mundo actual, lo cual me genera la siguiente reflexión: "El ser humano es complejo porque siente, gran capacidad otorgada pero gran mal si no se administra".
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