Muy buenas a tod@s!
Tras mucho tiempo pensándolo al fin me he animado a dar más cobertura a la cultura clásica. No obstante, la filología hispánica también me fascina por lo que saltaré de una a otra para que veáis la estrecha relación que mantienen. Estoy emocionada porque esto va a ser el principio de algo bonito, grande y trascendental.
Sin más preámbulos, y debido al nombre del blog, quiero hacer un homenaje a la gran villana incomprendida de la mitología clásica: Medea.
¿Os habéis preguntado cómo fue capaz de hacer lo que hizo? ¿Si actuó sola o fue incitada por alguien en la sombra? ¿Más tarde se arrepintió o se regodeó al ver que sus actos hicieron sucumbir a Jasón?
Sea lo que fuere, Medea es un personaje fascinante en muchos aspectos. Pero debido a sus terribles actos, simplemente se le ha colgado "el san benito" de cruel y maldita sin indagar más en su psicología.
A través de los tiempos, sobre todo en la literatura, la psicología de los personajes ha sido un punto importante a la hora de escribir y entender las obras de grandes épocas y escritores. El ejemplo está en el Realismo y Naturalismo Español con Benito Pérez Galdós, uno de mis escritores favoritos, donde los personajes son el eje vertebrador de la obra. Del mismo modo esto ocurre en la literatura clásica, pues los personajes son tomados de una tradición mitológica y se adecuan a una situación dramática, entre otras.
Pasemos a observar esta imagen. Deteneos unos segundos en ella. Por un momento imaginad que sois ella.
Nuestra sociedad está condicionada por una serie de convencionalismos. De ellos surge la palabra juzgar, del latín iudicare. ¿A que juzgáis a diario sin daros cuenta? ¿ Y a que os juzgan? ¡Pues juzguemos a Medea!
En el siguiente post analizaremos el por qué de todos sus actos y la juzgaremos.
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